domingo, 29 de diciembre de 2013

Para ti

Hoy, hace un año, dimos el paso más importante y certero de nuestras vidas. 365 días de nuevas experiencias, crecientes ilusiones, grandes retos y muchos kilómetros. Aún con un mundo por recorrer, siempre uno junto al otro, desde un rinconcito de mi blog y de mi alma quiero dedicarte este breve artículo.



¿Que por qué recordar nuestro primer aniversario en estas páginas? Tan obvio porque "Sweet Home Atacama" nació fruto de las experiencias vividas en este lejano lugar, el cual nunca hubiera conocido de no ser contigo, gracias a ti y a tu valiente decisión de aceptar esa oferta laboral. Y porque hiciste que una determinación tan complicada como era dejarlo todo para seguir tus pasos, se convirtiera para mí en la elección más sencilla.


Por eso, estas letras están escritas especialmente para ti, Julio,  por ser mi sol, ése que brilla con más luz que el mismo desierto.

Espero que te guste la sorpresa.

P.D. Me han encantado las flores. Aunque mi verdadero regalo es despertarme a tu lado todas las mañanas.



"En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo." (Paulo Coelho)

martes, 24 de diciembre de 2013

¡Feliz Navidad!

"....Y aconteció que estando José y María en Belén, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón." (Lucas 2: 6-7)

Desde Chile y desde este blog, en manga corta y a plena luz del día mientras en los hogares españoles las familias estarán ya sentadas en torno a la mesa fraternal, quiero desear a todo el que lea estas páginas una Feliz Navidad, llena de alegría, reencuentros e ilusiones.

Estos días son muy especiales para Julio y para mí: las primeras Navidades que pasamos fuera de casa, y al mismo tiempo las primeras que pasamos juntos, a punto de celebrar nuestro primer aniversario de boda. Nuestro hogar en el desierto de Atacama se llena de espíritu navideño. No hay vajilla de fiesta, ni bajoplatos dorados. Pero nuestros corazones se visten de gala para la Gran Noche, y nuestro ánimo se adorna con luces de colores. Si sabemos preparar un pesebre para Él en nuestra alma, el Niño nace dentro de cada uno de nosotros, dondequiera que nos encontremos. Y nuestras familias y amigos están muy, muy cerca, aunque se encuentren a miles de kilómetros.

Para todos, un cariñoso abrazo desde la distancia.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Diccionario español-chileno

La lengua española es tan rica que existen miles de sinónimos y de expresiones que no conocemos, y que son en definitiva los que marcan la diferencia entre los países de habla hispana.

La "chilenización" del español da lugar a peculiares vocablos que, poco a poco, tanto mi marido como yo hemos ido integrando en nuestro propio lenguaje. Aunque sigue habiendo palabras a las que nos cuesta acostumbrarnos.

Resulta sumamente enriquecedor, y también muy divertido, sacar este tema en reuniones de amigos donde confluyen varias nacionalidades: chilenos, españoles, mexicanos, paraguayos... Cada uno tenemos una manera distinta de expresar una misma idea. Las palabras que para nosotros los españoles pueden ser malsonantes, para los de otros países son habituales, y viceversa, lo que puede dar lugar a situaciones comprometidas y que provocan la risa.

Os invito a sumergirnos de lleno en un amplio universo de términos desconocidos. Espero que el lector no se pierda en el intento de asimilarlos todos.

Al primero que escuché hablar de los cabros fue al ya conocido padre Juan: "Hay que buscar la manera de volver a atraer a los cabros a la Iglesia". Esa palabra me pareció muy fea. Pero aquí no es malsonante en absoluto. Es la forma habitual de referirse a los adolescentes. "Los cabros sólo piensan en salir de carrete y pasarlo chancho" (Traducción: los jóvenes sólo piensan en salir de marcha y pasarlo en grande.) Aclarar que chancho es como llaman aquí al cerdo. 

Poco a poco he aprendido a prescindir, no sin alguna metedura de pata, de palabras como "cola" (aquí es mejor hacer fila pues la cola tiene connotaciones sexuales fáciles de deducir), o como "hueco" (mejor que me hagan un espacio, o un sitio). Al hablar de hueco, se refieren a un homosexual de una manera despectiva.

Atención, que viene la frase estrella: si te toca la lotería... ¡¡te has ganado la polla!! (Imaginaos mi cara la primera vez que escuché esto. Tuve que preguntar el significado porque ni siquiera alcancé a intuirlo.)



Los novios son pololos, una palabra que me parece divertida y tierna a la vez. Pololear también es un verbo. El noviazgo es el pololeo.

No se echa gasolina, sino bencina. Y si el auto (que no coche) se avería, se dice que está en pana (expresión claramente derivada del francés). En las ciudades chilenas en hora punta no hay atascos, hay tacos. Y en Chile no se dicen tacos ni palabrotas, sino garabatos.

Cuando la señora que nos arrienda la casa me dijo que estuviera atenta al cálefon por si había que llamar al gásfiter, a punto estuve de decirle que si me lo podía traducir al chino por si lo entendía mejor. Se refería al calentador del baño y al fontanero.

En una ocasión, el monitor del gimnasio donde voy nos dijo que "al día siguiente haríamos sandwich". Qué actividad más original para desarrollar en un gimnasio, pensé. Al preguntar si los íbamos a hacer allí o los llevábamos hechos de casa, me explicó, no sin antes reírse un buen rato a mi costa, que sandwich se le llama al día que queda entre un festivo y un fin de semana. En España, los "puentes".

Algo o alguien soso, aburrido o desagradable es fome. Es un adjetivo muy utilizado en Chile. La expresión "qué fome" es muy recurrente. Así como al tiro, para decir "ahora mismo", o "enseguida". "Voy al tiro."

Las camisetas son poleras. Y las sudaderas con capucha, polerones. Si vas bien arreglada, es fácil que te piropeen diciéndote que "estás regia" o que "vas muy pituca".

Dos palabras muy curiosas: cuando alguien está "curao" es que está borracho. Y donde la espalda pierde su casto nombre es, coloquialmente, el poto.

Por la calle, una señora con un cochecito de bebé le decía a otra: "A la guagüita le duele la guata." Se refería a su pequeño, al que por lo visto le dolía la barriga. Las guaguas son todos los bebés, independientemente del sexo. La guata es el estómago. Tras esto, es fácil deducir por qué a los "gorditos" les llaman guatones.

El tema de las comidas, llamadas también colaciones, es complicado. Nuestra comida de mediodía, en Chile es el almuerzo. Y nuestra cena, es la comida. Una vez invitamos a alguien a comer y se presentó a las 9 de la noche. Y, entre una y otra, ellos no meriendan, toman once. El once consiste principalmente en un té acompañado de bollos con mantequilla y mermelada, pastas, canapés, etc, y muchos chilenos lo toman como merienda-cena que diríamos en España.

Pero cuando realmente se me hace imprescindible mi diccionario español-chileno imaginario, es para ir al supermercado. Un ejemplo: hoy he comprado paltas, choclo y arvejas para hacer una ensalada. También porotos para un guiso, y de segundo trutros de pollo y zapallo italiano como guarnición. De postre duraznos y damascos, y frutilla para hacer un queque. El español que me haya entendido antes de la correspondiente traducción, que levante la mano. Las paltas son aguacates, el choclo, maíz y las arvejas guisantes. Los porotos son habichuelas. Los trutros, muslos. El zapallo italiano es calabacín. El postre lo conforman melocotones, albaricoques y un bizcocho de fresas. (Un menú contundente, sin duda, aunque ficticio. En realidad era la excusa para enumerar unos cuantos vocablos autóctonos.)

Diferentes términos, diferentes costumbres, diferentes culturas. Unidos en el mismo idioma español aunque con multitud de matices, que hacen único a cada país. Y bien orgullosos que debemos estar de ello. Espero haber arrancado alguna que otra sonrisa a quien haya leído este artículo. Sonrisas que sin duda, experimentan también los iberoamericanos que llegan a España y escuchan algunas de nuestras miles de castizas expresiones. Seguro que darían para un libro.



"Es preciso que los hispanohablantes de unos y otros países nos oigamos mutuamente hasta que el uso normal de cada país sea familiar para los otros. Acomodando a nuestra situación lingüística el dicho terenciano, debemos adoptar todos este lema: "Hablo español, y no considero ajena a mí ninguna modalidad de habla hispánica".

(Rafael Lapesa, "América y la unidad de la lengua española", en Revista de Occidente, mayo de 1996, y en El español moderno y contemporáneo, Crítica, Madrid, 1996.)

domingo, 15 de diciembre de 2013

¡Mil visitas...Mil gracias!

Acaba de cumplir cinco semanas de existencia y....¡¡¡Sweet Home Atacama ha alcanzado las mil visitas!!!

Cuando empecé a escribir, pensaba que me leerían mi familia y las amistades más íntimas. Pero, para mi sorpresa, he comprobado que sois muchos más. Como novata que soy en el universo bloguero, estoy emocionada e ilusionada.

Gracias a todos y cada uno de vosotros. A los que entrasteis una sola vez por curiosidad y a los que habéis reiterado vuestras visitas porque, aparte de la curiosidad, este blog os ha despertado algún tipo de interés. Gracias a mis lectores españoles. Constituis la mayoría de "mi público". Gracias también, cómo no, a mis amigos chilenos. Y a todos aquellos que, desde lugares tan dispares del mundo como Estados Unidos o Malasia, México o Argentina, Alemania o Francia, habéis mostrado vuestra simpatía hacia estas páginas.

Mi agradecimiento asimismo a todo el que se ha tomado la molestia de dejar un comentario. No sabéis la ilusión que me hace. 

Mención especial se merecen los amigos de Facebook que comparten mis artículos en su muro. Sois los mejores embajadores. 

Por mi parte, prometo seguir ilustrando mis experiencias en esta tierra atacameña esperando estar a la altura de vuestras expectativas.

El camino apenas acaba de iniciarse. Cuento con vuestro apoyo para seguir en esta andadura.




"¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?" (Vicent Van Gogh)


viernes, 13 de diciembre de 2013

Un episodio histórico

Hace 148 años la historia de Chile y la de España se cruzaron en un poco conocido conflicto del que fue muda testigo la por entonces jovencísima ciudad de Caldera (fundada en 1849). Precisamente el día de hoy se cumple el 148 aniversario. Por ello qué mejor día que este para publicar este artículo a modo de pequeño homenaje.

Corría el año 1865. Las relaciones hispano peruanas se habían visto deterioradas desde un par de años antes por un incidente con emigrantes españoles que motivó el desvío de una flotilla militar que escoltaba una misión científica en el Pacífico, con el fin de ejercer presión en la resolución del problema. Dentro de la escalada, los navíos españoles ocuparon las islas Chinchas, principal fuente de exportación de guano por parte del Perú. Finalmente y ante un ultimátum español, se logró la firma de un tratado entre España y Perú, pese a lo cual la flotilla junto a nuevos refuerzos llegados desde la península ibérica, permaneció en las aguas del Pacífico sur. El gobierno peruano firmante de la paz con España fue depuesto tras una revolución y la República de Chile, en medio de un clima hostil de su opinión pública contra todo lo ibérico, decidió apoyar a su vecino negando el suministro de carbón a la flota militar española. Estos la acusaron de no impedir la compra de pólvora y el reclutamiento de voluntarios en territorio chileno por parte de Perú y su envío a ese país desde Valparaíso a bordo de dos vapores (pese a que el acuerdo de paz entre Perú y España estaba aún formalmente vigente).

La toma de partido por parte de Chile provocó que el almirante al frente de la flota, tras fracasar en sus protestas y siguiendo las instrucciones que tenía del gobierno español, lanzara un ultimátum el 17 de septiembre al gobierno chileno para deponer su actitud. La negativa de este último llevó a una escalada de la tensión que se plasmó el 24 del mismo mes con el decreto de bloqueo por parte española de toda la costa chilena. Este bloqueo para impedir el tráfico mercante, se materializó con los buques de la flotilla del Pacífico, siendo estos distribuidos entre los principales puertos chilenos de la época: Coquimbo, Valparaíso, San Antonio, Lota, Caldera y Talcahuano. La respuesta chilena a la decisión española fue inmediata, declarando la guerra el 6 de octubre.

En este punto es donde aparece nuestra querida Caldera. La localidad había sido fundada por decreto apenas 16 años antes como puerto en la zona de Atacama a través del cual sacar la creciente producción minera de la región. Su construcción comienza a la par que la de la línea de ferrocarril hasta Monte Amargo, que entró en servicio en 1851.

Primera locomotora que operó en Chile, cubriendo la línea entre Caldera y Monte Amargo

Durante el período de crisis hispano-peruano de 1863 a 1865, Caldera había servido de punto de aprovisionamiento o paso de algunos buques de la Armada española. Tras la negativa chilena a abastecerlos, la flotilla española se desplaza desde Perú a Chile. A los dos días de ser decretado el bloqueo de la costa chilena, llega al puerto atacameño la fragata Blanca. A lo largo de las siguientes semanas es complementada o relevada en sus tareas por la fragata Berenguela y el vapor Matías Cousiño.

Fragata Blanca

El 27 de noviembre de 1865 se produce un intento de ataque contra la fragata Berenguela. Desde la bahía de Calderilla se preparaba un vapor armado con un torpedo para tratar de atacarla. Conocidos los planes por los marinos españoles, se hacen con el vapor y tratan de salir de la bahía con él, siendo atacados desde tierra, debiendo abandonar su presa por la fuerte marea, procediendo a hundirla. Esta acción sería contada por D. Benito Pérez Galdós en su Episodio Nacional titulado "La vuelta al mundo de la Numancia".


En los siguientes días la flotilla española en Caldera se reforzó hasta convertirse en el punto de reunión de todos los buques que habían estado bloqueando puertos chilenos y los que venían del puerto de El Callao en Perú (Vencedora, Numancia, Villa de Madrid, Blanca, Berenguela y Resolución).

Fragata Villa de Madrid

El 13 de diciembre se levanta finalmente el bloqueo del puerto de Caldera, procediéndose a la quema de entre 8 y 10 naves capturadas por la imposibilidad de llevarlas consigo.

Como vemos, el episodio del bloqueo del puerto de Caldera duró dos meses y medio y se saldó con la destrucción de la flota mercante chilena allí presente. La guerra finalizaría cuatro meses y medio más tarde con el combate de El Callao, acción que da nombre a la famosa plaza homónima de Madrid, en la cual alcanzara la gloria el capitán de navío, no menos reconocido en nuestro callejero, D. Casto Méndez Núñez, autor de la célebre frase:
“La reina, el Gobierno, el país y yo preferimos tener honra sin barcos que barcos sin honra.”

Fragatas Villa de Madrid y Blanca

Sería extenso entrar en los motivos del enfrentamiento y las decisiones que lo desencadenaron. Este conflicto, como todos, fue lamentable y costó la vida a un buen número de contendientes de ambos bandos. Desde estas líneas he querido recordar, en el 148 aniversario de la finalización del bloqueo, un episodio bastante desconocido de esta guerra, vinculado a mi actual ciudad de residencia, y del cual, en dos años, se va a conmemorar el 150 aniversario.

P.D. No se trata de una fuente bibliográfica oficial, pero sí de la más importante. La realización de este artículo hubiera sido imposible sin la colaboración de Julio, mi marido, un apasionado de estos temas, que me ha ayudado enormemente en las tareas de documentación. Desde aquí mi agradecimiento y mi cariño.

Bibliografía:

Imágenes:



lunes, 9 de diciembre de 2013

Los perros "vagos"

He elegido para el artículo de hoy un tema serio y delicado que no quiero dejar de abordar.

Al llegar a este lugar me llamó mucho la atención, y no de forma positiva precisamente, la cantidad de perros callejeros que se ven. Aquí les llaman perros "vagos". Porque eso es lo que hacen los pobres animales: vagar desorientados por las calles.

He podido saber que la raíz del problema está en la falta de responsabilidad de sus dueños. Porque la mayoría de estos perros son, o eran, domésticos. Hasta que empezaron a crecer y a dejar de ser el juguete de la casa. A demandar demasiados cuidados. Fue cuando sus amos decidieron que "necesitan libertad y están mejor así, sueltos". Es lo que responden cuando se les pregunta. La realidad es que se desentienden totalmente de ellos. Los animales están sucios, llenos de pulgas, muchos de ellos famélicos y enfermos. No llevan collar ni por supuesto están vacunados, con el indudable riesgo que esto implica para la población. Se han dado casos de ingresos hospitalarios de personas que han sufrido ataques y mordeduras. Por no hablar de las plagas de pulgas, dificilísimas de erradicar, y que pueden afectar a cualquier vivienda del entorno.

Que quede claro que la mayoría de estos perros son dóciles y sociables. Sobre todo los que están acostumbrados a convivir con humanos. Es difícil no encariñarse con ellos, cuando además forman ya parte del vecindario. Hasta nombre le hemos puesto a alguno. Pero también los hay agresivos y peligrosos. Hay que considerar que muchos nacen ya en la calle, por lo que crecen salvajes.

Esta problemática, propia de zonas poco desarrolladas, cuenta con el agravante de la pasividad de las autoridades, que aunque tienen la obligación de recogerlos y llevarlos a sitios habilitados para su cuidado, hacen oídos sordos. "Las perreras están desbordadas", argumentan.




Sin ser ni mucho menos entendida en la materia, estas son mis ideas sobre un posible plan de acción:

Para los animales, la solución pasa por mejorar y ampliar las instalaciones municipales destinadas a atenderlos. El gobierno debería lanzar campañas publicitarias, al estilo de las españolas, explicando que los perros no son un simple regalo navideño, y haciendo un llamado a la responsabilidad. También creo que las personas que abandonan a sus mascotas deberían ser multadas. Las sociedades protectoras, por su parte, deben desarrollar y promover planes de acogida, en vez de limitarse a reivindicar que "los perros vagos son intocables", cual vaca sagrada en la India. Argumento, a mi modo de ver, inadmisible.

Para las personas, y esto es lo más importante, hay que cuidar y revisar normas básicas de higiene y sanidad. Sería bueno que los centros de salud expusieran claramente mediante carteles los pasos a seguir en caso de mordeduras, pues creo que la población no está lo suficientemente informada ni concienciada. En cuanto a los propietarios de locales y negocios, sobre todo los de alimentación, deben ser más estrictos y evitar la entrada de perros a los comercios (no en pocas ocasiones, para comprar el pan, he tenido que saltar literalmente por encima de un perrazo que sestea tranquilamente en el interior del supermercado. Triste anécdota.)

Lo que está claro es que un país emergente como Chile, con grandes expectativas de progreso, no puede tolerar la falta de higiene, proliferación de enfermedades e inseguridad ciudadana que esta situación provoca.

Esta es la realidad que he querido contar en forma de denuncia. Realidad que los habitantes de la zona sobrellevan con una normalidad que no alcanzo a comprender. Tengo amigas pertenecientes a asociaciones protectoras de animales que sé que leen este blog. Vuestra experiencia y vuestra opinión sería muy valiosa para mí. Ojalá esto pueda cambiar algún día.









"El peor pecado para con nuestras criaturas amigas, no es el odiarlas, sino ser indiferentes con ellas. Esa es la esencia de la inhumanidad." (George Bernard Shaw)

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Memorias de Caldera

Nuestro pueblo de adopción se encuentra a 5 km de nuestra casita en Bahía InglesaCon unos 15.000 habitantes, tiene Caldera el encanto de esas villas ancladas en el tiempo. La vida transcurre apacible, sin prisas ni complicaciones, en torno al mercado, la plaza de la iglesia o el puerto pesquero.





Arquitectónicamente no es comparable a ningún pueblo de España. Aquí las casas se construyen con madera y chapa, lo que les confiere, a los ojos de un europeo, un aspecto muy pobre. Aunque el gusto por los colores refleja el carácter alegre de sus habitantes. Humilde pero alegre. Eso es lo que a mi me transmite el paisaje calderino.

También hay grandes casonas de estilo colonial, herencia de la época de esplendor de la segunda mitad del siglo XIX, aunque la mayoría bien necesitadas de una restauración. No hay edificios altos. Las viviendas son de una planta, dos a lo sumo.



Uno de mis lugares favoritos es el muelle, junto al puerto. Se respira mucha actividad entre los puestos de pescado fresco, fresquísimo, donde acuden parroquianos y turistas para elegir entre una inmensa variedad de peces y mariscos. Los pelícanos deambulan como Pedro por su casa entre las personas, esperando que alguna presa resbaladiza pudiera acabar en el suelo. Mientras, los lobos marinos observan la escena repantingados al sol sobre las cercanas rocas, haciendo las delicias de los niños que se asoman para verlos.





La antigua e histórica estación de ferrocarril (la primera locomotora de Chile partió de Caldera en 1851) es otro lugar con encanto. De tamaño colosal (se cuenta que podía albergar en su interior un tren entero), es ahora un centro cultural muy activo, donde tienen cabida todo tipo de eventos: proyecciones cinematográficas, concursos gastronómicos, bailes de época, conciertos, exposiciones... Actividades muy participativas y gratuitas en su mayoría, que demuestran las inquietudes emprendedoras de un pueblo modesto que quiere abrirse paso en la vida moderna. No en vano, la llegada de tantos inmigrantes de muy diversos países, sobre todo de Colombia, México o España, están convirtiendo paradójicamente a Caldera en una pequeña ciudad cosmopolita, donde el mundo de las expresiones artísticas y culturales comienza a despuntar, aún con mucho camino por recorrer.



Una mención merece también el cementerio, declarado monumento histórico y convertido por ello en reclamo turístico. Es el primer cementerio laico de todo el país. No quise dejar de recorrer sus callejuelas en una mañana de sol radiante que iluminara un poco la tristeza del lugar. Me impresionaron sobre todo las pequeñas tumbas de varios niños, cubiertas de juguetes. En la puerta, los kioskos de flores, tan coloridos, restan algo de dramatismo al recinto.



Uno de los personajes ilustres cuyos restos descansan en este cementerio es el Padre Negro, venerado franciscano que fue párroco de Caldera a comienzos del siglo XX. Con sus propias manos construyó la Gruta que lleva su nombre, un paraje singular a las afueras de Caldera que hoy es lugar de peregrinación.





Particularmente atractivo me resulta este moái, que el alcalde de la Isla de Pascua donó a Caldera. Se encuentra en un hermoso paseo, frente a la playa, y evoca tiempos pasados en las desconocidas y lejanas tierras de Rapa Nui.





No he querido pretender que este artículo se convierta en un folleto turístico. Pero sí quería mostrar los lugares que, por diversos motivos, más llaman mi atención. Y, a través de la modesta visión subjetiva de una española, transmitir mediante todos ellos el "aire" de un pueblo escondido en el desierto. El día a día en Caldera lo configuran estampas cotidianas de estilos de vida muy diferentes a los que nosotros conocemos, aunque quizás en un pasado no tan lejano estas imágenes formaron parte también de nuestra cultura y hoy yacen olvidadas en algún rincón de nuestra memoria.



"Importa, más que el sitio, la disposición con que te acercas a él; de ahí que no debamos aficionar nuestra alma a ningún lugar. Hay que vivir con esta persuasión: No he nacido para un solo rincón; mi patria es todo el mundo visible." (Séneca)










lunes, 25 de noviembre de 2013

El "cura obrero"

No deja a nadie indiferente. Consigue, durante sus homilías, que muchos nos revolvamos incómodos en nuestros asientos, y es que con sus palabras pretende hacernos reaccionar y que salgamos de esa zona de confort donde a menudo nos instalamos los católicos.

Le llaman el "cura obrero".

El padre Juan, o el "curita" como a él le gusta que le digan, es una de esas personas que me han marcado desde que estoy aquí. El párroco de Caldera es uno de esos grandes maestros a los que ya me he referido, sin dar nombres, en anteriores artículos. Un sabio oculto en un hombre tremendamente sencillo y auténtico, que predica y practica, al estilo de Jesús, el amor a los pobres y la pobreza misma.

Muchas han sido las veces que mi marido y yo hemos sido invitados a la casa parroquial, para, con cualquier pretexto, festejar y compartir, dos de los verbos más utilizados por el curita. Es la casa del cura una vivienda sin comodidades, humilde y austera, pero ¡tan acogedora! El padre Juan acostumbra a decir en tono jocoso que todo el mundo es bien recibido allí, pero que hay que llamar a la puerta "con las rodillas puesto que las manos han de ir llenas" (gusta de hacer chistes de este tipo, que en la práctica se alejan totalmente de la realidad, pues nunca conocí a nadie más despreocupado por las cosas materiales).

Compartiendo una cena en la casa parroquial, con amigos de diferentes nacionalidades.
El padre Juan está sentado, con camiseta blanca.


Con nosotros ha hecho una labor preciosa de "acogida al extranjero" que siempre le agradeceremos. Al poco tiempo de llegar, durante la celebración de una misa y ante nuestro asombro, nos pidió que subiéramos al altar: "Un aplauso para nuestros hermanos españoles Pilar y Julio, recién llegados a estas tierras, para que nuestra calurosa acogida compense los momentos difíciles que están viviendo por encontrarse tan lejos de sus familias. Demostrémosles cuán hospitalarios somos los chilenos." A partir de ese momento, besos, abrazos, apretones de manos, "enhorabuena", "bienvenidos"... Y las amistades que empezaron a forjarse ese día perduran hoy y se han fortalecido con el paso de los meses.

En la capilla de Bahía Inglesa, merendando con los amigos de la comunidad
 tras la celebración de una misa.

Siempre dice lo que piensa. Otro de sus benditos defectos. Cuentan que hace un tiempo, una señora de buena posición fue a encargarle una misa por un familiar difunto. Observó el padre Juan que el donativo que ésta le entregó para tal fin era bastante escaso considerando sus posibilidades, por lo que le replicó sin ruborizarse: "Poco debías de quererlo." (Esta anécdota me pareció muy divertida. Espero que el protagonista de esta entrada no se ofenda al ver que la he compartido con los lectores).

Me permito citar algunas de sus reflexiones, que se han grabado en mi memoria por su simpleza y contundencia:

A veces los cristianos nos empeñamos en vivir de una manera plana. Pero la vida no es plana.

Pobres de vosotros, esposos, si mutuamente os decís: "Te quiero como el primer día". ¿Igual que el primer día? El verdadero amor crece con el paso del tiempo, por lo que tenéis que decir: "Te quiero mucho más que el primer día". 

Al inicio de esta aventura, todavía algo desorientada, constantemente le preguntaba a Dios por qué y para qué nos había mandado a este lugar tan lejos de casa. Con el correr de los días y de las experiencias, Dios me va dando las respuestas. Definitivamente, una de las razones por las que teníamos que venir al Desierto de Atacama era para conocer a este hombre. Un maestro y un amigo que siempre llevaremos en nuestros corazones.



"¿Qué más quieres cuando te portas bien con una persona? ¿No te basta con haber actuado según tu propia naturaleza, sino que persigues una recompensa? Es como si el ojo reclamara una compensación por ver o los pies por caminar." (Marco Aurelio)

lunes, 18 de noviembre de 2013

La importancia de las cosas

La gran pregunta es: ¿cuáles son las cosas importantes en nuestra vida, ésas de las que debemos rodearnos siempre y no prescindir nunca, las que nos ayudan a tener los pies en el suelo y tomar conciencia del mundo en que vivimos?

El consumismo nos aleja de las cosas importantes. Y lo he podido comprobar en primera persona. Cuando vivimos en una sociedad consumista, como era mi caso en España (aunque yo no era consciente de ello) nos creamos necesidades innecesarias. Somos incapaces de prescindir de muchas cosas prescindibles. Todo este mundo de banalidades va formando una gruesa capa que nos impide llegar a la esencia, a lo auténtico que hay en las cosas y sobre todo en las personas.

Esta reflexión viene al caso porque ahora he conocido un nuevo estilo de vida. En España me encantaba salir de tiendas, porque siempre "necesitaba" comprar algo. Aquí es muy diferente: en Bahía Inglesa apenas hay un par de tiendecitas de ultramarinos, muy básicas (mini-markets las llaman). En el pueblo, Caldera, el comercio se reduce, aparte de un gran supermercado y varios puestos callejeros, a unos pocos negocios que recuerdan a los de la España de los 70, donde en un mismo establecimiento podías comprar tanto unos vaqueros como un juego de sartenes o unas chanclas para la playa.



Aquí no hay centros comerciales. Pero hay un lindo paseo junto al mar que invita a la meditación, si vas sola, o a la conversación si vas acompañada, y desde el que se ven las más hermosas puestas de sol. No hay cines, ni teatros. Pero de noche, mirar al cielo y contemplar las estrellas, tan nítidas y luminosas, sobre la inmensidad del desierto, constituye el espectáculo más maravilloso.

Resulta que, al final, no necesitaba tanto aquel glamouroso abrigo, ese bolso tan original o aquellas botas estupendas y nada baratas que un día adquirí con el orgullo de haber realizado la mejor compra de mi vida. Viajé hasta Atacama con lo que cabía en una maleta. Reconozco que para mí fue complicado. ¡Dejaba atrás tantas cosas imprescindibles! Pensé que no tendría ni para empezar. En casa se quedaron armarios atestados de ropa, zapatos y complementos. Pues me ha sobrado la mitad. Para los largos paseos, nada mejor que un cómodo chándal. Para las calles sin asfaltar, calzado resistente y deportivo. Y para empaparme de este aire tan puro, la cara lavada y una buena capa de hidratante con filtro solar. Cero maquillaje. ¡Y cómo lo agradece la piel! Y por cierto, mi marido me ve igual de guapa. O al menos eso dice.


En esta región, una de las menos desarrolladas de Chile, las personas necesitan muy poco para ser felices. Y las relaciones personales son más puras, más directas, más sinceras. Esa es mi impresión. Se dedican más tiempo los unos a los otros. Y comparten. Lo mucho y lo poco, lo comparten todo. Y ello supone una gran enseñanza para los que creemos que dominamos las relaciones sociales mejor que nadie. Una cura de humildad, proveniente de grandes maestros que no saben que lo son. Aunque esto ya será materia del siguiente artículo.



"A ningún lugar más tranquilo y pacífico se retira un hombre que hacia su propia alma, sobre todo aquel que tiene dentro recursos tales que, si los examina, al momento se encuentra en total bienestar." (Marco Aurelio)

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Desmontando tópicos

Cuando el destino de tu nueva vida es un lugar conocido, bien sea por su importancia financiera o política, por su atractivo turístico o, simplemente, por su cercanía a España, puedes visualizar sin mucho margen de error el marco donde se desarrollará tu nueva experiencia. En mi caso, sobre el lejano e inhóspito Desierto de Atacama, sabía poco más que situarlo en el mapa. Sí tenía, sin embargo, referencias de la capital chilena, Santiago, una gran urbe cosmopolita equiparable a cualquier capital europea en modernidad y desarrollo.

Pero Atacama es otro mundo. Supongo que, ante la falta de información veraz, la imaginación se pone a trabajar para rellenar ese vacío en el conocimiento. Y los tópicos son muy recurrentes en estos casos. He de decir que mi concepto de "desierto" ha cambiado bastante desde que llegué aquí. Me explico:

El desierto no es sólo arena y aridez (que también). Hay vida. Y en el caso de Bahía Inglesa, donde vivimos, ¡playa! Como conté en el artículo anterior, nuestra casita está ubicada entre la playa y el desierto.


Una maravillosa playa de aguas cristalinas... y heladas. Segundo mito que se desmorona: las playas paradisíacas no siempre son las mejores para el baño. Para alguien que ha crecido junto al Mediterráneo, como la que escribe, el intentar sumergirse en el Pacífico sin congelarse en el intento es misión del todo imposible. Así que me conformo con recostarme sobre la arena blanca mientras observo, frustrada, cómo la población autóctona chapotea sin reparos en las gélidas aguas oceánicas como si del Caribe se tratara.

Desierto, sinónimo de sol intenso y calor insoportable. O al menos eso creía yo. Normalmente amanece nublado, y el sol se hace esperar hasta el mediodía. Eso sí, cuando asoma es necesario protegerse con filtro solar, sombrero y gafas, pues la radiación es altísima. Por otra parte, los vaporosos vestiditos de tirantes que traje de España para las noches estivales permanecen impolutos en el fondo de la maleta. Al ponerse el sol refresca bastante y las cazadoras y chaquetas de punto hacen su aparición. Y en las noches veraniegas, hay que dormir con edredón y la ventana cerrada, algo impensable en la región española de la que procedemos.

Al contrario de lo que imaginé, aquí también hay flores. E incluso lluvia. Dicen que en esta zona llueve una vez cada diez años. Si es así, he tenido la suerte de presenciar tan extraordinario espectáculo al menos en un par de ocasiones. Eso sí, mi paraguas, que previsoramente incluí en el equipaje antes de abandonar España, fue el único que se paseó por Caldera durante esos días, ante la mirada atónita del vecindario, poco acostumbrado a visualizar semejante accesorio.

Cuando llueve algo más de lo que lo ha hecho este año, florece el desierto. Es el "Desierto Florido" un fenómeno de singular belleza único en el mundo. Ojalá tengamos la oportunidad de contemplarlo en vivo antes de abandonar estas tierras. 



"No pidas que las cosas lleguen como tú las deseas, sino deséalas tal como lleguen, y prosperarás siempre." (Epícteto)