lunes, 9 de diciembre de 2013

Los perros "vagos"

He elegido para el artículo de hoy un tema serio y delicado que no quiero dejar de abordar.

Al llegar a este lugar me llamó mucho la atención, y no de forma positiva precisamente, la cantidad de perros callejeros que se ven. Aquí les llaman perros "vagos". Porque eso es lo que hacen los pobres animales: vagar desorientados por las calles.

He podido saber que la raíz del problema está en la falta de responsabilidad de sus dueños. Porque la mayoría de estos perros son, o eran, domésticos. Hasta que empezaron a crecer y a dejar de ser el juguete de la casa. A demandar demasiados cuidados. Fue cuando sus amos decidieron que "necesitan libertad y están mejor así, sueltos". Es lo que responden cuando se les pregunta. La realidad es que se desentienden totalmente de ellos. Los animales están sucios, llenos de pulgas, muchos de ellos famélicos y enfermos. No llevan collar ni por supuesto están vacunados, con el indudable riesgo que esto implica para la población. Se han dado casos de ingresos hospitalarios de personas que han sufrido ataques y mordeduras. Por no hablar de las plagas de pulgas, dificilísimas de erradicar, y que pueden afectar a cualquier vivienda del entorno.

Que quede claro que la mayoría de estos perros son dóciles y sociables. Sobre todo los que están acostumbrados a convivir con humanos. Es difícil no encariñarse con ellos, cuando además forman ya parte del vecindario. Hasta nombre le hemos puesto a alguno. Pero también los hay agresivos y peligrosos. Hay que considerar que muchos nacen ya en la calle, por lo que crecen salvajes.

Esta problemática, propia de zonas poco desarrolladas, cuenta con el agravante de la pasividad de las autoridades, que aunque tienen la obligación de recogerlos y llevarlos a sitios habilitados para su cuidado, hacen oídos sordos. "Las perreras están desbordadas", argumentan.




Sin ser ni mucho menos entendida en la materia, estas son mis ideas sobre un posible plan de acción:

Para los animales, la solución pasa por mejorar y ampliar las instalaciones municipales destinadas a atenderlos. El gobierno debería lanzar campañas publicitarias, al estilo de las españolas, explicando que los perros no son un simple regalo navideño, y haciendo un llamado a la responsabilidad. También creo que las personas que abandonan a sus mascotas deberían ser multadas. Las sociedades protectoras, por su parte, deben desarrollar y promover planes de acogida, en vez de limitarse a reivindicar que "los perros vagos son intocables", cual vaca sagrada en la India. Argumento, a mi modo de ver, inadmisible.

Para las personas, y esto es lo más importante, hay que cuidar y revisar normas básicas de higiene y sanidad. Sería bueno que los centros de salud expusieran claramente mediante carteles los pasos a seguir en caso de mordeduras, pues creo que la población no está lo suficientemente informada ni concienciada. En cuanto a los propietarios de locales y negocios, sobre todo los de alimentación, deben ser más estrictos y evitar la entrada de perros a los comercios (no en pocas ocasiones, para comprar el pan, he tenido que saltar literalmente por encima de un perrazo que sestea tranquilamente en el interior del supermercado. Triste anécdota.)

Lo que está claro es que un país emergente como Chile, con grandes expectativas de progreso, no puede tolerar la falta de higiene, proliferación de enfermedades e inseguridad ciudadana que esta situación provoca.

Esta es la realidad que he querido contar en forma de denuncia. Realidad que los habitantes de la zona sobrellevan con una normalidad que no alcanzo a comprender. Tengo amigas pertenecientes a asociaciones protectoras de animales que sé que leen este blog. Vuestra experiencia y vuestra opinión sería muy valiosa para mí. Ojalá esto pueda cambiar algún día.









"El peor pecado para con nuestras criaturas amigas, no es el odiarlas, sino ser indiferentes con ellas. Esa es la esencia de la inhumanidad." (George Bernard Shaw)

6 comentarios:

  1. Felicidades Pilar, por abordar este tema con valentía; denunciando un problema que está ahí, y siendo constructiva en tu planteamiento. Confío en que se sumen otras voces y se aporten soluciones. Un fuerte abrazo.

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    1. Muchas gracias Cynthia. Me alegro que te guste el enfoque que le he dado al artículo. Desgraciadamente y tal o como veo la situación, no tengo muchas esperanzas de que se solucione a corto plazo. Ojalá me equivoque. Un besazo.

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  2. Hemos leído la familia tu interesante entrada. A Jesús y a mi no nos ha parecido nada extraño, ya que eso también se ha vivido aquí hace años, sobre todo en los pueblos. Pero, a los niños les ha chocado mucho. Piensan que eso no puede ser verdad. Por lo que deduzco que, afortunadamente, no tenemos nada que ver con esa problemática. A propósito, Belen me ha preguntado que si tienes que seguir viviendo ahí. Ella tendrá sus motivos para pensar eso. Supongo que estamos muy mal acostumbrados. Besos de Susana y toda la familia.

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  3. A los niños este tema les debe parecer de ciencia-ficción. Afortunadamente hace muchos años que en España no se ve algo parecido. Dile a Belén que aquí hay cosas malas como en todas partes, pero que también hay cosas maravillosas, y vivir aquí está siendo una experiencia muy bonita, sobre todo para, como bien dices, no "malacostumbrarnos". Un abrazo a todos.

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  4. Hola Pilar... Me ha gustado mucho tu artículo ya que se relaciona directamente con una de mis "labores"... el ser voluntaria en protectoras de animales. Es triste, muy triste, ver esta situación y no poder hacer nada, o casi nada. Recientemente un amigo me comentaba que en Rumanía pasa algo parecido, aunque mucho más peligroso. El número de perros abandonados y que han crecido de forma, literalmente, salvaje, es tan alto que se forman verdaderas jaurías y hasta da miedo salir a la calle, más de noche. Qué hacer ante una situación así? Pensar en la solución que daría un gobierno es espeluznante...un holocausto canino. Sacrificarlos a todos... para acallar a la gente. Un barrido temporal del problema, que volverá a surgir en cuanto se reproduzcan los afortunados que sobrevivieran a la masacre.
    Cómo son las cosas en España ?. En la perrera (control de zoonosis) se les eutanasia pasada una semana. Se multa a los propietarios que abandonan a sus mascotas. Así que los que no quieren pagar, rebanan el cuello de los animales para matarlos directamente de la forma más cruel o para quitarles el microchip con los datos identificativos. Las protectoras, que funcionan de pequeñas subvenciones, donativos y la ayuda de muchos voluntarios como yo, están saturadas. La buena voluntad es mucha, pero poco se puede hacer cuando tienes que meter a cuatro perrillos en una conejera vieja por falta de espacio y cada mañana que te acercas al corralín te encuentras algúna perra preñada, atada a un palo, para que la recojas (he llegado a ver hasta un contenedor de plástico con 8 cachorros Pointer puros). Es necesario concienciar a la población y al gobierno de los países, de la necesitad de crear una legislación que contemple los derechos de los animales y las obligaciones de sus propietarios. Esterilizar, erradicar la compra-venta, campañas sanitarias gratuítas para que tener una mascota no suponga un lujo, albergues... esas son algunas de las medidas necesarias para que podamos convivir entre todos, respetando a otras especies. Al fin y al cabo, seguimos siendo unos animales. O como tales nos comportamos.

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    1. Muy interesante todo lo que dices, Cristina. Te lo agradezco porque tu comentario era uno de los que yo esperaba, y así lo insinué en el artículo ;) Sé que trabajas como voluntaria en una protectora y es importante conocer el problema desde dentro. Ya veo que en otros países el problema es igual o mayor, e incluso en España sigue estando latente aunque no se vean tantos perros por las calles. Lo que sí veo en vosotros es un nivel de compromiso que aquí no intuyo. Aunque está claro que sólo con eso no se soluciona la situación. Ojalá algún día llegue alguien con poder que verdaderamente se implique en arreglar las cosas. Gracias y un abrazo.

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