El Desierto de Atacama es
todo un universo por descubrir. No en vano, el desierto más árido del
planeta abarca una superficie de más de cien mil kilómetros cuadrados. Misteriosos valles, volcanes, géiseres, hermosas
playas, minas colosales, lagos de colores imposibles, observatorios
astronómicos, parques nacionales y una flora y fauna más
variopintas de lo que cabría suponer, conforman un paisaje
sorpresivo para quien tiene el placer de recorrerlo, a
través de sus inhóspitos caminos, sin saber nunca lo que van a contemplar sus ojos.
Atravesando una carretera cubierta de arena |
La Playa La Virgen se
encuentra a unos 40 km al sur de Bahía Inglesa. Es una bonita
excursión para realizar en un día. Una distancia manejable, algo a lo que aquí estamos poco acostumbrados. El camino
ofrece grandes contrastes a lo largo de su corto recorrido. En
algunos tramos, las dunas del desierto se entremezclan con la arena
de la cercana playa de Bahía Cisne, invadiendo el asfalto.
La proximidad de la desembocadura del río Copiapó se advierte cuando atravesamos las Salinas y el entorno se vuelve totalmente verde, dotado de una vegetación inédita por estos lares.
Abandonamos el valle del río Copiapó y retorna la aridez extrema. Las formaciones rocosas adoptan unas curiosas formas a modo de cornisas.
Siguiendo hacia el sur, rebasamos Puerto Viejo (la mayor ocupación ilegal de Chile formada por más de dos mil
casas). A continuación, de nuevo el desierto en su máxima crudeza.
Puerto Viejo |
Durante el viaje, me da por pensar que el espectáculo que se me brinda se asemeja bastante al camino de la vida, ahora llano, de repente intransitable; ahora monótono, color tierra, y de pronto, al doblar la curva, un desfile de colores. Imprevisible. Desconociendo siempre lo que nos deparará el kilómetro siguiente.
Aparco mis reflexiones cuando, por fin, unas rocas que simulan caprichosamente la figura de una
virgen, dan paso a la hermosa playa que adopta el mismo nombre.
Es Playa La Virgen una recóndita cala al más puro estilo caribeño: arena blanca, aguas turquesas. Envuelta en ese halo de mágica soledad que emana la cercanía del desierto. Hay que aparcar el coche a una considerable distancia e iniciar el descenso a pie, por un sendero marcado con troncos de madera. Está un tanto inaccesible, pero ello contribuye a preservar su belleza.
La Playa La Virgen vista desde donde dejamos el coche |
Los servicios que la
complementan son unas pocas cabañas de madera, zona de acampada y un
pequeño restaurante. Mientras el monstruo de la especulación
turística no descubra este paraje, y esperemos que tarde, podremos
seguir disfrutando de este verdadero paraíso.
Tras la jornada de relax y con una grata sensación de libertad en nuestro ánimo, emprendemos el regreso a Bahía Inglesa por el "camino de la vida".
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El mapa con la ruta ha sido realizado por Julio |
"Nunca andes por el camino trazado, pues te conducirá únicamente hacia donde los otros fueron." (Alexander Graham Bell)
El camino de la vida...qué bonito :-) Y preciosas fotografías.
ResponderEliminarGracias Cynthia. Algunos parajes son tan bellos que sólo pueden inspirar bonitos pensamientos ;)
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