Mi mente
distraída comenzó a centrarse unos días antes de Nochebuena
gracias al requerimiento por parte del padre Juan de mi colaboración, junto con una buena
amiga también española, para montar el
Belén de la parroquia. Durante aquellos días escuché los primeros
villancicos, provenientes de los ensayos de los niños de la
catequesis, y en aquel ambiente comencé a mentalizarme sobre el
cercano Acontecimiento que estábamos por celebrar. Y, cuando llegó
la Gran Noche, se obró el pequeño milagro: Julio y yo fuimos
designados con el honor de arropar en nuestros brazos al Niño Jesús
durante la Misa de Gallo, sostenerlo durante el besapie y recostarlo
posteriormente en su cunita de paja, en el pesebre donde lo esperaban José y María. Un acto cargado de emotividad, que llenó hasta
la plenitud nuestros corazones en la primera Nochebuena que
celebramos juntos.
En esos momentos recordé mi oración de los días
previos rogando a Dios que nos ayudara a no sentirnos solos en la
primera Navidad que pasábamos fuera de casa. Su respuesta a mi
plegaria fue poner en nuestras manos al Niño recién nacido durante
buena parte de la noche, y arroparnos mediante toda la comunidad de
una iglesia abarrotada. Todo el que celebre la Navidad como lo que
realmente es, entenderá por qué no olvidaremos nunca la Nochebuena de
2013 aquí en Atacama.
Hay
costumbres muy arraigadas en nosotros a las que no hemos querido
renunciar, y que nos han ayudado a vestir la Navidad un poquito "a
la española": el soniquete del sorteo de la lotería por el
canal internacional de TVE, los turrones (160 kilómetros fue el
precio de unas tabletas importadas de Jijona, halladas cual tesoro en
un hipermercado de la cercana ciudad de Copiapó), o preparar como
entrante de la cena de Nochebuena un rico y ardiente consomé (para,
como dice mi madre, "entonar el estómago") mientras los sudores
estivales recorrían mi frente.
Para regar
la cena, un par de descubrimientos autóctonos la mar de
interesantes: el ponche de piña (una especie de cava suave y
afrutado ideal para acompañar el marisco) y la cola de mono, un
licor a base de leche, café y aguardiente, perfecto para ayudar a
digerir los turrones.
Y entre
villancicos y paseos por la playa, dulces navideños y algún que
otro helado, y pasando por otra gran fecha muy señalada para
nosotros como fue nuestro primer aniversario de boda, llegó la
Nochevieja. La Noche de Fin de Año se
celebra con cenas y cotillones, como en España. La diferencia es
que, al menos en esta zona de Chile, es todo mucho más informal, no
hay lentejuelas ni corbatas en los atuendos, y la fiesta no se
prolonga hasta tan altas horas. Todo es más tranquilo, más moderado.
Nochevieja
de fuegos artificiales en la playa y uvas a las doce al son de unas
campanadas imaginarias. Porque en Chile no se estila lo de las
campanadas. Cuatro horas antes, las pudimos ver en directo desde la
Puerta del Sol a través del canal internacional español, con el
único inconveniente de que aquí eran las ocho de la tarde. Fue en
esos segundos de transición entre un año y otro en España cuando,
acompañados aún por los últimos rayos de sol de la tarde veraniega, nuestros
corazones volaron a casa, buscando a nuestros seres queridos y uniéndonos con ellos en un abrazo que no entiende de distancias ni
de diferencias horarias.
![]() |
Foto: www.belelu.com |
Aprovecho
para desearos todo lo mejor en este 2014 que acabamos de estrenar. Y
que no digamos eso de "A ver cómo se porta el Nuevo Año".
Los que nos tenemos que "portar" somos nosotros. Si todos
procuramos ser mejores, el Año será mejor, y el mundo será mejor.
P.D. Quiero
dedicar este artículo a todo el que, como nosotros, ha tenido que
pasar estas fechas fuera de su casa y de su país. Quedémonos con el
aprendizaje, ése que a buen seguro nos ha hecho crecer un poquito
más como personas, y no dejemos que la añoranza y la nostalgia
enturbien los buenos momentos que sin duda habremos vivido, y que
permanecerán en nuestro recuerdo. No en vano, la Navidad siempre
será la Navidad, independientemente del color con que la vistamos.
"La Navidad, misterio de alegría. Alegría, incluso estando lejos de casa, la pobreza del pesebre, la indiferencia del pueblo, la hostilidad del poder. Misterio de alegría a pesar de todo." (Juan Pablo II)
Nosotros también os deseamos lo mejor para el 2014, y, como bien dices, a ver como nos portamos este nuevo año, que es lo importante para que todo nos vaya un poco mejor. Aunque estéis lejos de vuestra tierra, me ha parecido que habéis pasado una Navidad muy bonita e interesante, y que seguro nunca vais a olvidar. Besos a los dos. La familia Carrillo Valverde.
ResponderEliminar