Hay lugares que parecen tener la
capacidad de transmitir buenas vibraciones. Supongo que todos hemos
experimentado alguna vez esa sensación de llegar a un sitio determinado y sentir de repente una descarga de energía positiva.
Eso me ocurre a mí cada vez que me acerco por El Conventillo, un
pequeño rincón de gran encanto junto al puerto calderino y al lado
también del centro cultural Estación. Entrar allí es como sumergirte en un escenario costumbrista de hace varias décadas. Un pequeño viaje en el tiempo, con ida y vuelta en el mismo día, de los que dejan el corazón alegre y la mente despejada.
Los conventillos eran muy habituales en
Sudamérica a mediados del siglo XX. En España se llamaban casas de
vecindad y también eran una forma de alojamiento frecuente en la
época. Familias de bajo poder adquisitivo, trabajadores e
inmigrantes eran la principal clientela de unas casas grandes con
muchos dormitorios (familias enteras vivían en cada uno de ellos) y zonas de estar y
baños comunes.
Nunca he estado en Buenos Aires (una de
mis asignaturas pendientes), pero he leído algo sobre los
conventillos que abundaban el el célebre barrio de La Boca. Muchos
de ellos se conservan en la actualidad y hacen las delicias de los
turistas. Ese mismo aire de tango es el que se respira en Patio Estación, que parece una recreación en miniatura de ese barrio
bonaerense que ansío conocer algún día. Mientras tanto, ya tengo
mi rinconcito porteño particular.
No quiero terminar este post sin agradecer a sus dueños, en especial a Claudio, su amabilidad. Un placer conversar con vosotros. Gracias por dejarme fotografiar cada recodo de la tienda. Deseando estoy de que pongais ese proyectado libro de visitas para perpetuar en él mi modesto testimonio.
Un paraje chiquitito, sencillo, nada
pretencioso. Un mágico estallido de colores suficiente para inspirar un artículo. Escribirlo
ha sido una manera de canalizar esa energía positiva que a mí me
transmite.
Junto a Claudio, en un rincón de la tienda donde también es posible degustar un jugo natural de frutas. |
"Sin duda hay que perderse para hallar destinos inalcanzables o de lo contrario todo el mundo sabría dónde están." (Ted Elliott y Terry Rossio, guión de la película Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo)
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