lunes, 3 de febrero de 2014

Curiosidades

Hoy os ofrezco un "refrito" de pequeñas historias, aparentemente inconexas pero que tienen en común su originalidad. Al menos desde mi punto de vista. Todas han despertado mi curiosidad por diferentes motivos y quiero compartirlas con vosotros:

Los puestos de churros. "Especialidad española", reza el letrero. Es verdad que los churros son como los españoles, pero eso de los rellenos... ¿Queso? ¿Jamón? No sé yo...  Además sólo abren durante los meses de verano (enero y febrero) y por la tarde. Es una pena tener un kiosko al lado de casa y no poder comprarlos para desayunar. Ah, y aquí no van acompañados de chocolate. Conclusión: es una "especialidad española" que los españoles que vivimos en Atacama apenas probamos.




Los taxis. Se llaman "colectivos", porque pueden transportar a cuantas personas quepan. Mediante el pago de una tarifa fija, te llevan al punto de destino pero en el trayecto pueden subir y bajar más pasajeros, por lo que a veces la ruta no es la más corta, pues pasan por diferentes paradas. Es el único medio de transporte público en esta zona, y yo lo uso a menudo para cubrir los 6 kilómetros que separan Caldera y Bahía Inglesa. Al principio me costaba acostumbrarme a viajar en un coche junto a varios desconocidos, aunque ya me parece de lo más normal. Además es rápido, cómodo y barato.



Los escaparates de los comercios. Las pequeñas tiendas de Caldera son tan modestas que no pueden permitirse unos escaparates tal y como nosotros los conocemos. La idea es mucho más simple. Sacan los maniquíes a la calle y ya está. Curioso, ¿verdad? Por cierto, que aquí a los escaparates se les llama vitrinas. Una expresión típica es salir a vitrinear.




Los pelícanos planeando sobre tu cabeza mientras te bañas en el mar. Por si no hubiera bastante con la exótica sensación de sumergirte en un agua transparente, con la arena blanca bajo tus pies, al mirar al cielo el espectáculo es increíble. Decenas de pelícanos planeando sobre la superficie marítima, esperando ver algún pez sobre el que lanzarse en picado, y todo ello a muy poca distancia de donde nos encontramos los bañistas. Cuando despliegan sus alas, estas enormes aves pueden medir hasta dos metros, y resulta impresionante verlas tan de cerca.






Los artesanos. En España serían "los puestos de los hippies". Aquí se les dice artesanos (término bien empleado, pues se les puede ver fabricar con sus propias manos casi todo lo que luego venden). Disponen de casetas fijas, y abren durante todo el año. Confieren un aire muy bohemio al paseo marítimo, y yo personalmente agradezco su presencia sobre todo en los meses de invierno, en los que da gusto poder conversar con alguien durante los largos y solitarios paseos. Son gente muy amable.



Ciertos vehículos. Mirad esta Kombi. Es la mítica furgoneta hippie de los años 60 de Wolkswagen. Lleva todo el verano aparcada en el paseo costero. Durante el día, se convierte en un puesto ambulante de bisutería artesana, y por las noches da cobijo a su dueño. Para mí tiene un encanto "retro" que te transporta a otras épocas.



¿Y esta camioneta promocional de la Coca Cola? Toda ella recubierta de césped (artificial, eso sí) y remolcando un par de bicicletas antiguas. Original y llamativa, así como su logo: ¿Estás listo para tu primer beso?



Los jugos de frutas. ¿Qué mejor y más refrescante en esta época estival? En todos los restaurantes sirven jugos naturales, y hay puestos callejeros, como el de la foto, donde los elaboran. Cualquier tipo de fruta, agua o leche, azúcar, hielo y una batidora son más que suficiente para garantizar un trago delicioso y muy típico de la zona.



Los masajes junto al mar. Esta cabaña tan exótica, junto a la playa, es el local de la señora Irma, masajista muy reconocida en Bahía Inglesa. Ofrece todo tipo de tratamientos de belleza en un entorno único y muy, muy relajante, donde la brisa marina y el olor a sal atraviesan las cortinas que proporcionan la intimidad necesaria a los clientes del establecimiento.



Podría seguir hasta el infinito pero no quiero alargar más este artículo. Mejor dejo abierta la posibilidad a una 2ª parte de "Curiosidades". Lo cierto es que, aunque salga a recorrer mil veces el mismo itinerario, siempre descubro algo nuevo que llama mi atención y la de mi cámara fotográfica. Quizás es algo que estoy aprendiendo también aquí: a mostrar interés por las cosas sencillas, provistas muchas veces de una belleza que sólo se alcanza a percibir si predisponemos a ello nuestros sentidos, a menudo adormecidos por culpa de la rutina.



"En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura." (Khalil Gibran)

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